miércoles, 27 de enero de 2010

Jugo de frambuesas frío, en las venas

En la Feria Artesanal de El Bolsón todos saben a dónde hay que ir cuando el sol agujerea la mediasombra, las nucas se ponen rojas de calor y la garganta implora: “flaco, tirame un licuado que no doy más”. El puesto se llama De Rosy, porque ése, Rosy, es el nombre de la maestra juguera, alquimista de las frutas, maga de las jarras, que desde 1990 (¡20 años consecutivos!) prepara licuados y jugos de colores variados y sabores más que ídem.
Al mismo tiempo que la década de los noventa, Rosy empezó con el puesto en la feria y tuvo el primer bar lácteo de la Comarca, el ya mítico Dr. Venzano, donde puso en práctica eso que había visto durante años en Brasil: las infinitas posibilidades de las frutas, como alimento, bebida, fuente de proteínas y, sobre todo, posibilidad de disfrute. “Todo se puede probar –dice Rosy detrás de su puesto remodelado–, todas las combinaciones; porque cada fruta tiene sus propiedades, pero en la combinación está la gracia. El otro día vino alguien que me pidió un licuado de naranja y leche, y yo le dije que no, que no daba y él dijo que sí, que es una bebida de República Dominicana que se llama “Morir soñando”, así que la hicimos y quedó”.
Apurada por la redacción de ecos que le pide algún recomendado, Rosy dice: “Un recomendado siempre es el licuado de Frutos rojos, primero por la calidad –y cantidad– de los berries que se cultivan acá en la Comarca, y también por las propiedades que poseen todos los ingredientes, como el arándano y sus pigmentos antioxidantes y sus cientos de propiedades, y también los sabores, claro. Frutos rojos lo hacemos con media jarra de fruta que es una base de frambuesas y frutillas, una taza de arándanos y media taza de moras. Después, agua, hielo y azúcar (o puede ser miel o edulcorante) a gusto”. Otro licuado que recomiendan en De Rosy es la Vitamina Energizante: una cápsula o baya de guaraná, jengibre rayado, ginseng (medio sobre), una base de frutos rojos. Energía y sabor para todos. Ahora sí, nos alejamos del puesto De Rosy, alimentados, con la sed calmada y el paladar henchido de sabores. De fondo, la orquesta futurista de cinco licuadoras funcionando al mismo tiempo, y la gente que pide uno más, un licuadito más.

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