lunes, 26 de abril de 2010

escrito en El Hoyo

EL ESCRITOR ARIEL MAGNUS VIVIO MAS DE UN AÑO Y MEDIO EN UNA CASA DEL RINCON DE LOBOS. AHORA EDITA LA PRIMERA NOVELA DE UNA TRILOGIA SUREÑA.

Luego de pasar una temporada de un año y medio en El Hoyo, el escritor Ariel Magnus publica Doble Crimen, la primera novela corta de una futura trilogía sureña, que se completará con una novela bolsonera y un diario que llevó de su vida en la zona. En Doble Crimen, en un universo conocido por todos los comarcanos (escenarios, personajes, atmósferas) pero que a la vez es pura ficción, la narración, a cargo del barquero Quintín, navega sin amarras por las aguas turbulentas de una historia en la que convergen el doble crimen del lago Epuyen, un narcotraficante, un subcomisario, algunos gendarmes, los monjes trapenses, hippies y mujeres: Esmeralda, sabia y hermosa, una chica de doce seducida y abandonada, y Regina. Una narración que fluye sin tregua y desborda e inunda todo, como el Epuyen en invierno, pero con ternura y humor. Acá, una entrevista con el autor vía mail.

-A trece años del doble crimen de Verónica Schutoff y Esteban Cseh en las costas del lago Epuyen en la ahora propiedad llamada “El Trueno” del empresario Héctor Fernández, y a dos días de la tormenta eléctrica más tronadora que recuerde nuestra comarca, ¿la salida de Doble Crimen se puede interpretar como un homenaje, una provocación, un deseo de esclarecimiento o simplemente un entretenimiento ficcional?
-Yo lo tomaría como un entretenimiento ficcional que intenta homenajear un lago, que es el verdadero tema del libro. Ya había escrito una novela que ocurre en Bolsón y alrededores, y el doble crimen de Epuyén me sirvió de excusa para escribir un segundo libro con todo lo que no había podido meter en el primero. No investigué mucho ni intenté hacer algo realista, simplemente me atraía la imagen del barquero (que se la debo a Pol), la del crimen horrendo en un lugar tan bello, la del lago con un bosque sumergido (creo que ése es otro, el que está cerca de Trevelin) y la del jurado de un concurso de belleza (Miss Asadito de Cholila) que se escapa con una de las participantes.
-En este homenaje al lago construís una historia con personajes y elementos que son parte de nuestras vidas y de las que, como en el caso del crimen de los Cseh, no se hablan.
-"And the bible didnt mention us, not even once" (“Y la biblia no nos mencionó a nosotros ni siquiera una vez”) diría Regina Spektor, que acaso también sea parte de la vida de alguien por ahí. quizá habría que decir entonces que no es un homenaje a ese lago sino a los lagos en general, a la navegación en su conjunto, a la profundidad de lo superficial.
-En ese ir de una costa a la otra del lago o de la profundidad a lo superficial te metés con todas las leyendas, mitos y tabúes locales ¿puede haber una intención desmitificadora?
-Puede ser, aunque suena un poco pomposo y en todo caso no es programático. Como me pasó con los chinos en Un chino en bicicleta, o con el fútbol o con me temo que todo a lo que me aboco en un libro, la idea es siempre tomar un lugar y jugar con lo que ese lugar ofrece, empezando por sus leyendas y personajes prototípicos, o las cosas que a mí más me llaman la atención. Esos conceptos son como los arbustos de los que me voy agarrando en la escalada hacia no sé bien donde que es cada libro.
Completando la pregunta anterior: quizá no hablo acá del lugar en términos más realistas porque ya lo hice en la otra novela que tiene el mismo escenario y que es tan realista que aparece un tipo que se llama Ricardo Rubio, dueño de una inmobiliaria. Se ve que con ese libro agoté el Balzac que todos llevamos dentro. Espero poder publicarlo en algún momento a ese también, completaría el cuadro (que terminaría de completarse con el diario que llevé durante mi estadía en el lugar, el único que llevé en mi vida, fascinado por la falta de cosas para contar que había en el lugar (pero que curiosamente terminaron siendo un montón).
-Emilio, en la novela, pudo salir de Salsipuedes y cayó, después, en el Hoyo. ¿Cómo caíste y cómo pudiste salir vos de este hoyo?
-Caí en El Hoyo por mi mujer, que siempre quiso pasar una temporada en la naturaleza y con esa idea me llevó al Bolsón. Cuando le explicamos a Rubio qué era lo que queríamos, él nos dijo que tenía la casa ideal para nosotros. Bueno, pero cómo es, le preguntamos. La verdad es que no me acuerdo, pero es lo que buscan, nos dijo. Rubio no se acordaba nada de esta presunta casa ideal, ni el número de habitaciones, pero por alguna razón le creímos y fuimos y en efecto: era la casa que buscábamos. Resultó estar camino a Patriada, en Rincón de Lobos. Ahí nos pasamos casi un año y medio. Si luego me volví fue también por mi mujer, que por cuestiones laborales necesitaba estar en Buenos Aires. También ocurrió que nunca nos enganchamos con la naturaleza (no nos gusta escalar montañas, ni navegar, ni cultivar nada), y eso a la larga puede ser un inconveniente si vivís en medio de la naturaleza. Lo que sí nos apasionó desde el primer día fue el silencio (cuando las bandurrias no estaban en celo), el aire puro (cuando los vecinos no se ponían a quemar hojas), las estrellas por la noche, el Piltri recortado en el horizonte, la soledad abrumadora. Pasamos una temporada hermosa y cada día nos prometemos volver.
-Por último: ¿vendrías a presentar la novela a El Hoyo?
-Claro, me encantaría.
Doble Crimen será publicada por la editorial de la Universidad de Villa María, Córdoba, dentro del marco de una colección de nouvelles que sacan para el Bicentenario.

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